miércoles, 14 de abril de 2010

Limpiarse para casarse


¿Dónde estuvo Marciano el fin de semana? En la casa de tu hermana. Y hoy tiene pus en la garganta y los cables conductores a la miseria. El lunes, muy cansado, se tomó el colectivo para volver al hogar. Dos chicos jóvenes conversaban de este tema.

-Y ¿qué hiciste el fin de semana? ¿se quedaron ahí el viernes?
-Nooooo. Yo al final me fui, no se podía más loco, yo ya no doblaba más. Aparte después un repóker de dó, y el chino que no se lo entendía ya del pedo que tenía.
-Claro. Pero le dieron no? Ja, ja. Son unos loco.
-Seeeee. Eh, el gordo terminó con una. No había ojo pa verla.


El jueves Marciano tomó un par de tragos. Un terrícola con cara de lagarto negro le convidó cristal. Cristal se le dice a la metanfetamina. Uno la toca y se lleva el dedo a la boca. Después siente que flota. Uno se siente feliz por un tiempo. Después no puede dormir.

-No me digá, ahí habían dos fieras que andaban meta pedí guerra a los chango.
-Terriiiiiiiiiible! yo no la toco ni con un palo, eh.
-Pero la del póker de la general pá está buena. La rubita.
-Ah sí! ayer hemo estao ahí.


El viernes fue en casa. Mucho mejor. Y el sábado empezó de nuevo. Fue a un lugar lleno de farsantes, como cualquier lugar, pero especialmente. Habló con todo el mundo, no le creyó a nadie. No pudo hacer la gran huída marciana y salir un rato al cielo. No pudo nada. Se intoxicó la nariz y el alma. Su amigo el Marciano Sadista puso Fandermole a las diez de la mañana. Eso ya era demasiado horror. Por suerte, Marciano tiene una amiga a la que puede abrazar toda la noche. Todo el día.

-Eh, boludo, sabé todo el ferné que no hemo metío? he tomao como infelí!
-Ja, ja.
-Vo deci la rubita que se pone aros grande? Vo no sabé la que va a las tres de la tarde. A jugá. E un caramelo.


El domingo se emborrachó. Veía con claridad el espectáculo montado. Y le dio vergüenza estar ahí, hasta en calidad de marciano. Estaba con su amiga, más real.
Al volver a casa Marciano no podía pensar, y se dejó llevar por la conversación de dos jóvenes que conversaban. Escuchaba cómo se divertían, y no sintió rechazo. Cerró los ojos y se imaginó sus videopóker y sus ferné. Por primera vez hace días estaba tranquilo.
Ahora llegó la fiebre, la tos, la limpieza. Marciano se acuesta en el sillón y mira al techo. Necesita tomar una decisión. De cualquier tipo. Alguna.

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