sábado, 8 de octubre de 2011

Lo terrible

Fue la forma de decir, deslizando la mano en la mesa fría, cruzando sus tostadas piernas y el cuerpo hacia atrás, la mirada cercada por el hilo negro pestañil, parecía decir más de lo que decía, hasta parecía decir: Te odio. Y al rato lo decía.
Salí con una valija gigante (y llovía pero no fue con nostalgia sino determinado, duro, yendo en el taxi la cara alargadísima, me sostuve la mandíbula las primeras cuadras. Doble por ésta, le digo, hablando fuerte al menos me hace sentir de acá, de acá. Por esa vi que en la esquina habia fluorescentes rotos, mojados por la lluvia y tambien brillantes como luz mala, perros olfateando, y una alfombra allá, semi enrollada, amarilla y bordó, pero con tanta agua, color bordó mojado. Esa esquina sí, un poco me derritió la cara y el corazón desolado, ahí algo de soledad y desamparo sentí.
Terminó su recorrido el taxi pero yo seguí recorriendo como en un sueño sobre el piso celeste de la casa. Porque eso soñé, que me arrastrabas por el piso y yo saludaba como Miss primavera.

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